La crisis del agua en la ciudad de Arequipa es inconcebible. Hace más de dos meses que por redes sociales se empezó a divulgar sobre el mal olor que traía el agua de los caños. Días antes ya varios oyentes empezaron a llamar a las emisoras para preguntar. De allí hasta el presente, a pesar de los estudios, los intentos de declaratoria de emergencia y las protestas airadas de los ciudadanos, la empresa SEDAPAR lo único que emite son comunicados radiales y escritos indicando que los ciudadanos tienen confianza en sus responsables. Una falsedad. 

Porque no confiamos en lo que indican, más por cuanto en cada ocasión sale un organismo de salud a informar que el agua contiene desde algas pasando por material particulado hasta gusanos. Gusanos, señores, presencia de organismos con vida, con bacterias, capaces de reproducirse ad infinitum en las redes de servicio y permanecer indefinidamente a la espera de llegar a un nuevo huésped, de preferencia humano y desencadenar enfermedades que no tenemos idea.

Claro, no hay un aumento significativo en EDA´s (Enfermedades Diarreicas Agudas) como para declarar en cuarentena la ciudad, pero sí hay un aumento de problemas estomacales y para eso no se necesita un estudio. El agua que llega a nuestro caño, ese que usamos para todas las actividades culinarias y de higiene, contiene más de 84 millones de algas Tabellaria por cada litro de agua, cuando la norma establece 0. Es decir que estamos consumiendo material orgánico no apto para el ser humano, así vengan a decir que es “espirulina” con un ánimo de humor negro, no lo es señores, es material orgánico presente en un agua que los estándares indican debe ser: incolora e inodora y sin presencia de material orgánico.

Ya lo advirtió a RPP María Rosario Valderrama, docente y coordinadora del Centro de Investigación de la Universidad Católica de Santa María de Arequipa cuando explica que esta alga Tabellaria es una especie que causa una reacción adversa al juntarse con el ácido clorhídrico que reproduce el organismo del ser humano y de los otros ocho diversos géneros de algas encontradas estas contienen sílice, que es un metal pesado que puede causar incluso cáncer.

La duda positiva es aquella que siempre buscará el bien común. Entonces señores de SEDAPAR: la duda indica que existe la probabilidad de que los elementos que contienen el agua que se está distribuyendo a nivel local puedan, al realizar interacción química dentro del ser humano, decantar en enfermedades simples a complejas como el cáncer. Ante esto ni siquiera deberían pensarlo dos veces: la misma empresa debería declararse en emergencia porque es un tema que sobrepasa su actuar.

La declaratoria de emergencia ayudará a gerenciar recursos que permitan acciones profesionales y se llegue a la raíz del problema. La Declaratoria de Emergencia, no es colgarse el mote de “perdedores”, “ineptos”, sino de autoridades preocupadas por el bienestar de la población y, ante una dificultad que necesita de todos los agentes comprometidos, los une en una respuesta que tranquilice a la población, porque es más fácil que se intervenga la empresa a que en las familias se genere el sobrecosto que se anuncia y aconseja.

Porque seamos sinceros. En los colegios donde estudian humildes alumnos con un presupuesto familiar exiguo, el tema de tomarse el agua de caño es no es optativo, es la respuesta a la falta del presupuesto de enviarles todos los días, además de la botella de refresco, dinero para comprar agua de caño embotellada. Todos los días se lavan platos en la ciudad y se cocina con esa agua que, combinada por el proceso químico del calor, puede generar nuevos compuestos dañinos a la larga para el cuerpo humano. Todos los días nos lavamos la boca, nos bañamos, nos lavamos las manos y regamos, a esto súmenle el problema de las redes de agua ya contaminadas y que demorarán años en limpiarse y tenemos un problema que ya da cólera pensar que no se entiende. Tampoco todas las familias pueden comprarse un superfiltro o agua embotellada por tiempo indefinido.

Declaren en emergencia el agua en Arequipa y háganlo ahora porque las consecuencias de su inercia les cobrará en la conciencia de todos los que tuvieron la posibilidad de hacer un bien y por el contrario están haciendo un mal a más de un millón de personas, con eso señores de SEDAPAR no se juega.