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Nazis en el Centro de la Tierra, poster

Y ahora… ¿Quién detiene al nazismo actual?

Por: Sarko Medina Hinojosa

Publicado: 2014-05-26

La definición de persona hoy en día es un cúmulo de restricciones, las cuales impiden a los que menos tienen, son imperfectos o tienen alguna idea contraria a la ideología consumista, a no ser considerados como parte de la sociedad.  

LA SELECCIÓN DEL FETO

Una mujer en Italia, hace unos años, decidió que uno de los dos gemelos en su vientre debía morir. Los doctores detectaron que uno de los fetos desarrollaría el Síndrome de Down. La madre apeló a las leyes que protegían su integridad emocional. La ley es la ley, y los médicos tienen que eliminar a uno de los fetos. Un error de cálculo hace que el que queda vivo, sea el que tenía la “enfermedad”. La mujer, haciendo nuevamente uso de sus derechos constitucionales, (que la protegen y salvan del horror psicológico de criarlo con paciencia y cariño, verlo sonreír, alentarlo a superarse, a sentirse orgullosa de que su hijo rompa una barrera y se convierta en una persona en todos los aspectos), decide nuevamente por la muerte como solución final…(Cita 1)

Los Nazis instauraron el control reproductivo de la sociedad alemana. Era imperiosa la necesidad de crear nuevos arios y de sacar de la circulación de aquellos que presenten defectos en nombre de la higiene del pueblo, del futuro y de la raza, promoviendo la eugenesia y recurriendo a la eutanasia, si hacía falta. Así mismo, se buscó la fecundación de todas las alemanas de “buena sangre” por parte de la élite aria para que, poco a poco, la raza perdida recupere su esplendor. El resultado de esto fue el establecimiento de los campos Lebensborn. Allí, mujeres de origen ario eran inseminadas con padres seleccionados, para dar a luz bebés racialmente puros.

Conocí a la hija de Cecilia Perrín, allá en Junín-Argentina el 2008. Es una adolescente alegre y esforzada en sus estudios. El costo de esa sonrisa puede parecer alto: a su madre le detectaron un cáncer cuando estaba embarazada de ella. El tratamiento para salvar a su progenitora requería la interrupción del embarazo. La decisión fue sencilla, la vida determinaría el curso natural de los actos. Durante los meses de embarazo, la historia de esta madre impactó a una sociedad que daba por sentado que estaba en la libertad de escoger SU vida. Sacudió los cimientos de muchos y de mí mismo, al comprobar que sí es posible llegar al máximo amor por un hijo. La adolescente no siente jamás que mató a su madre y menos que la soledad de no tenerla la subyuga, al contrario, ese don regalado es el motor que la hace sentirse libre y feliz.

LA SELECCIÓN DEL MÁS DÉBIL

En Suiza el gran logro de la democracia logró un avance en la protección de la psiquis de la población. Y es que aquellos miembros de la sociedad, que superen con sus tratamientos médicos los presupuestos de sus seguros de salud pactados, serán candidatos a la práctica legal de la Eutanasia. De esta manera se protegerá a la sociedad activamente económica de gastos insulsos en la manutención de una existencia terminal y se protegerá a otros sectores más vulnerables y de mayor necesidad. Se esgrime como razón que esas ex personas no representan nada más que un cúmulo de experiencias de vida que les hace sabios. Que son para los hijos la ocasión de devolver mucho del cariño que dieron en sus vidas saturadas de privaciones, en el cumplimiento del deber natural de padres. Que generan una corriente al tratar de advertir de los errores que cometió su generación para que no hagamos igual. Que generan la virtud de la paciencia, la solidaridad y la dignidad ante la muerte, a los nuevos adultos y los niños que vienen detrás. (Cita 2)

El nazismo estuvo imbuido de una paranoia racial que le llevó a tejer todo un entramado científico-místico. Por una parte pretendió demostrar, mediante la moderna ciencia de la biología, la selección natural de Darwin y las leyes de la herencia de Gregorio Mendel, la obtención de una raza pura y plena. De tal manera que los ancianos, como en la naturaleza, debían ser sometidos a los filtros necesarios para no interrumpir el crecimiento del pueblo ario, fomentando el gasto insulso en su protección y cuidado.

Puedo compartir momentos de cuando en cuando con mi abuela Hilaria. La otra vez llegó a la ciudad para hacerse ver la vista y la conclusión es una operación. En conjunto, decidimos con mi madre y mis hermanos y mi padrastro, recurrir a la operación como un medio de preservar su vista. De otra manera sin el poder mirar, se sentiría inútil y su vida emocional se vería dañada, al conjugarse su vejez y otro sinfín de enfermedades más. Fue una cuestión de segundos decidir por su bienestar. El dinero se conseguiría, siempre se consigue a lo largo de una vida llena de operaciones, pruebas y dificultades que nos han hecho crecer… Siempre lo hacemos y lo haremos de nuevo. Mamá Hilaria es la fuente de nuestra fortaleza y la que más nos enseña sobre el valor de la vida. No por aferrarse caprichosamente a ella, sino por la necesidad que tiene de seguir agradeciendo con su existencia día a día por nosotros, con sus simples y tranquilas oraciones y sonrisas…

LA RAZA QUE PREDOMINA

El niño se siente mal porque no tiene una consola PlayStation y se siente menos que sus compañeros.

El joven sale a tomar licor todos los fines de semana y siempre, en la resaca, comprueba que no es más atractivo, ni inteligente y ni siquiera se divirtió.

La chica, después de haberle dado el cariño extremo a su enamorado, se siente vacía porque no se mira sensual, bella y moderna como debería, según decía esa revista.

El empleado no se siente contento con su Toyota Tercel del 96. Necesita una camioneta. Necesita sentir la potencia en su pie en el acelerador. Necesita la libertad de ir a donde sea, a donde quiera, con quien quiera. Está triste por no tener lo que quiere y grita al llegar a casa.

La señora de la casa se siente inútil, relegada a una existencia dedicada a ver crecer a sus hijos y atenderlos con el cariño y respeto que todos se merecen. No es profesional. No es intelectual. No es modelo profesional. No es artista de televisión, se deprime por eso y toma pastillas que la hacen salir de la realidad.

El chico se droga porque está de moda; la adolescente besa a su amiga en la boca porque es la única que no lo ha hecho en su clase; el marido compra el paquete de cirugía para su esposa porque siente que ella se menosprecia por su cuerpo; la esposa tiene un amante porque es parte de su salud emocional sentirse halagada.

Ninguno alcanza, al final, el parámetro de nuevo humano-persona-ciudadano. Ese modelo que se presenta todos los días en las campañas publicitarias que rigen las clases consideradas como aceptables y que segregan a los que no.“Fumo la X porque es X, ¿Qué? ¿Tú no?…

Los judíos encarnaban, para Hitler (a partir de las teorías de Walter Darré, Alfred Rosenberg, Spengler, Houston Stewart Chamberlain y el conde de Gobineau), todos los males que aquejaban a la nación alemana. Eran los proletariados agitadores, los financistas avaros y los grandes industriales que exprimían al pueblo alemán. Eran la prensa que difamaba a la nación, y también los débiles y corruptos parlamentarios cómplices de los humillantes tratados de paz y de la debilidad de la nación. Eran, en síntesis, el enemigo racial, que desde el interior corrompía y contaminaba a la nación, debilitándola. El judío era el enemigo absoluto que tanto necesitaba el sistema totalitario para la movilización política y social, así como para distraer la opinión pública de los propios problemas.

Conversaba el otro día con mi frutero favorito de la esquina. Él es el mejor analista de la realidad que he encontrado hasta el momento y me comentaba que no entendía la nueva sociedad consumista:

-Mire uste´ señor Medina la gente habla de derechos y tantas cosas, pero si uno está en desacuerdo con ellos, se matan. Así de simple. No se toleran y se matan. Quieres mi tierra, te mato. Rompes la ley, te mato. Haces huelga, te mato. Reclamas tu derecho, te mato. No estás de acuerdo con mi Ley te aborrezco. Ser ciudadano no vale na´, señor Medina, no entiendo.

Otra cosa: si no tengo plata en el banco, no soy na´. Si no estoy flaco, no soy na´. Si opino que mi hija debe conservarse para el matrimonio, soy demente. Si le prohíbo a mi´jo tomar mucho un fin de semana, soy un atrasado. Es decir no soy persona. Si es que pienso en valores para mi familia, soy un anormal. Ni siquiera ya me atrevo a persignarme u opinar que la mariguana está mal o que no se debe abortar. Parece que quienes pensamos que se debe dialogar, que no se debe matar a nadie ni chiquitito en la pancita de su madre o viejito, que no se debe pisotear los derechos de los demás porque creen en tal cosa o tal Dios, que todos somos iguales y que debemos respetar los derechos de los demás, somos una raza distinta, somos ciudadanos de segunda y que no vamos con el progreso. ¡Qué cosas tiene la gente hoy en día!, ¿No señor Medina…?

LA SUPREMACÍA DE LA MUERTE

En 1935, las leyes de Núremberg privaron a los judíos de la ciudadanía alemana y de todo derecho. Se les prohibió el contacto con los arios y se les obligó a portar una identificación. Las leyes afectaban a todos aquellos a quienes el Estado definía racialmente como judíos. Continuaron la violencia y el acoso de las SS y de la policía a los judíos, produciéndose masivas migraciones.

Hoy en día la gente que no tiene un ingreso per cápita mínimo, no es tomado en cuenta como ciudadano. Una persona analfabeta o quechuahablante o aymarahablante o con dialecto propio, es excluida de las sociedades, de leyes, pero no de la Sociedad de Consumo. Las empresas privadas se dieron cuenta, antes que las mismas autoridades, que son ciudadanos económicamente activos y les dan trato preferencial en telefonía, créditos, Internet y varios servicios más, pero: ¡De qué vale!, si en los estamentos de Salud y Educación son ignorados… 

En noviembre de 1938, esgrimiendo como excusa el asesinato de un diplomático alemán en París a manos de un joven judío, fueron atacados por miembros de las SS miles de judíos. Ese acontecimiento se llamó: “noche de los cristales rotos”. El resultado fue de tal magnitud que el mismo Estado tuvo de restaurar el orden que había perturbado. 

Nada justifica la muerte por muerte, pero se habla del Costo Social. La prepotencia del más fuerte domina al más débil y este responde con sus únicas herramientas: la palabra y el puño. Lo hace porque no le dejan otra salida, o, mejor dicho: no le enseñaron otra salida. Quién tiene el deber de proteger al más débil lo incita, con corrupción y falta de diálogo. En un país como el Perú con cerca de 300 conflictos sociales al año, según datos de la Defensoría del Pueblo, es necesario e imperativo movilizar a las masas conscientes del país. No a marchas de protesta sin sentido y movidos por intereses privados y políticos, sino para pedir que la paz y la tranquilidad retornen a nuestros hogares, salpicados por la sangre mediática. Pero en este país una Marcha pacífica pidiendo el derecho a respetar los valores familiares es considerada como violenta, mientras los mismos que la critican ensalzan los levantamientos de comunidades antimineras o marchas con insultos y agresiones en Plazas y Parques. (Cita 5)

El objetivo final de la política exterior nazi era la conquista del Lebensraum o espacio vital alemán. Su imperialismo era a la vez económico y racial. Hitler sostenía que el pueblo elegido (la raza superior) debía disponer de suficiente espacio, definido como una relación entre los recursos: tierras, alimentos y población. Su objetivo inmediato eran las tierras de Europa Oriental, pobladas por razas consideradas inferiores. La política interior totalitaria del Tercer Reich estaba al servicio de su política exterior expansionista. El totalitarismo creaba las bases materiales y psíquicas para la conquista exterior y, al mismo tiempo, los grandes éxitos y la conciencia de la “misión” de la raza distraerían a la población de la represión interna.

Es imposible no sentir que las grandes corporaciones no dirigen sus baterías a conquistar ese "espacio vital", que les asegure un mayor incremento de clientes y recursos para seguir asegurando ganancias. Bayer apoyó a los Nazis y ahora nos vende medicinas a todos y aún nos insulta, develando sus verdaderos intereses. ¿Cuantas empresas no piensan lo mismo?  

CODA

El “nuevo nazismo” es una corriente consumista. Una “Cultura de Muerte”, que se instala en nuestros hogares propugnando que somos inferiores porque no tenemos bienes materiales o intelectuales (Es cuestión de googlear un poquito, nos dice irónicamente a todos El Útero). Así se deja de lado la riqueza de nuestra integridad como personas, como una nueva raza pluricultural. Se ignora nuestros valores éticos para defender nuestros derechos a la altura de un verdadero ciudadano, acorde a las leyes que nosotros mismos hemos aprobado al dar un sí democrático a nuestros representantes. Si no estamos de acuerdo con ellos, esperemos nuevas elecciones y sin coacciones económicas ni coyunturales, elijamos nuevos legisladores. Si no podemos esperar, propongamos desde la sociedad civil la eliminación de leyes que atenten contra nuestros derechos, pero no engañemos a los demás diciendo que no nos afectará la aprobación de tal o cual ley.

Seamos verdaderos ciudadanos, personas, contribuyentes que podamos decir “No” a la injusticia. Fomentemos la capacidad de salir al encuentro de los que más nos necesitan, nuestra familia en primer lugar, nuestros vecinos, nuestros compañeros de trabajo, los más necesitados de nuestra ciudad. Está demás decir que el “nuevo nazismo” está avanzando y el deber nuestro es frenarlo y no permitir que la muerte y la intolerancia se apoderen de nuestro pueblo, tan milenariamente unido al valor primigenio de la vida y el respeto a su entorno natural y humano. La tarea es de todos ¿Nos animamos a asumirla?.


Escrito por

sarkomedina

Hoy más que cualquier cosa soy esposo y padre, lo demás ya es accesorio. Tengo un blog de crónicas: http://sarkomedina.wordpress.com/


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Urbaneando

Opiniones urbanas desde la perspectiva periodística