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¿Muerte a la familia nuclear?

Por: Sarko Medina Hinojosa

Publicado: 2013-10-03


Aprovechando el debate sobre las uniones civiles entre personas del mismo sexo, vemos con preocupación que en los discursos se obvia una realidad que, autoridades, grupos de defensa de los derechos humanos y grupos que promueven lazos familiares, obvian: la desaparición de la familia nuclear.

Hiram Carvallo en un artículo en el 2009 titulado: “La familia nuclear: Nacimiento, desarrollo y muerte de una institución social”, manifiesta que Elizabeth Beck Gernsheim, en su libro Reinvención de la familia, “este ocaso de la familia nuclear”, institución que fue el centro de la vida social de la llamada civilización occidental (Europa, América del norte) es lamentable. Claro que no fue el modelo más duradero, ya que cuenta con algo menos de 200 años de instituido, pero sí el que dio mayores frutos en cuanto a normalización y proyección de derechos en materia de responsabilidad paterna y materna, herencia, trascendencia y orden social. Claro, es triste que no se supiera dar continuidad al modelo para mejorarlo en cuanto a la nueva posición de las mujeres en la sociedad o la importancia del progenitor en los procesos familiares como conyugue y padre.

Nadie niega el inmenso valor y fuerza que ponen día a día millones de madres de familia, alejadas de los padres de sus hijos por distintas razones, que han sabido asumir el reto y sacan adelante a sus vástagos, incluidos parientes anexos más. Pero, ¿Es ideal esta manera de vivir?, analicemos realmente la situación: ¿Es mejor en figura que una madre o un padre, atiendan solos a sus hijos?, si sabemos que no es lo ideal, ¿Por qué entonces promovemos tanto la desintegración familiar?.

La imagen social de que el tiempo es corto para disfrutar la vida, hace que pensar en serio en la conformación de una familia nuclear, exija mucho esfuerzo y por tanto queda relegada en el ideario de muchos jóvenes, los cuales ven más al matrimonio o la convivencia con otras personas como un “utilitarismo”, para satisfacer proyecciones sociales o individuales que les retribuyan sentimentalmente y hasta económicamente, filosofa Hiram. La familia nuclear encarna muchos riesgos para el nuevo “Homo Consumans” descrito por Charles Champetier, porque muestra una incompatibilidad entre la búsqueda de placeres y los compromisos (compra de vivienda, estabilidad marital, crianza de los hijos, etc.) de la familia.

Los resultados prácticos de esta deconstrucción de la familia nuclear son la baja tasa de natalidad – 1,36 hijos por cada mujer - que pone en peligro la reproducción demográfica del sistema social, como lo advirtiera Alejandro Rebossio en el 2006 y que España sufre actualmente como referente. La división del conjunto social entre solteros eternos sin ninguna vinculación fuerte con nadie y los pocos que se atreven a formar familias con el viejo modelo en la mira es otro resultado. Las noticias todos los días traen información sobre las consecuencias del pensamiento individualista como son la constante violencia contra mujeres y niños, robos seguidos de muerte, crímenes derivados del egoísmo del tener y tener. No se necesita hacer mayores investigaciones para descubrir que el origen de muchas de las psicopatías de los individuos radica en los problemas no resueltos en sus círculos familiares, por la disolución de los mismos.

Esta promoción del individualismo de los sujetos según la nueva concepción del ser humano, como individuo libre de “todas las ataduras” grupales: (familia, comunidad, sociedad, Estado), es consecuencia directa del olvido por fundamentar los lazos entre padres e hijos, esposa y esposo. Aún con todos los ataques directos y olvidos de promoción, la familia nuclear será el único refugio genuino de socialidad que le quedara al individuo de nuestra Latinoamérica ante la competencia descarnada del todos contra todos dentro del sistema socioeconómico capitalista industrial, propuesto por Christopher Lasch y que tiene su referente en los países europeos actualmente.

Obviamente no podemos discriminar a las nuevas conformaciones sociales, pero vemos que son más “contratos” inestables, parecidos a uniones temporales empresariales, sin base a la trascendencia sino al “hasta donde dure”, viviendo con la consciencia directa que se acabará más temprano que tarde. Los individuos se cubren las espaldas con toda una serie de estrategias psicosociales y legales que les permitan salir lo mas ilesos posibles de una ruptura marital o de convivencia. Son distintos en número de integrantes (de los cónyuges y de los hijos), en la forma como engendran (tecnologías de reproducción, planificación) y crían a los hijos (ayuda de educadores y personal domestico), Hiram nuevamente.

Sin que se discrimine, se debe promocionar los vínculos familiares como los más rentables al momento de dar como resultado la formación de individuos útiles a la sociedad en todo sentido, no solo en el consumismo encarnizado. Promover los vínculos más participativos de los varones en la familia desde los primeros años, es otra de las propuestas, ya por nuestra parte. Finalmente, pienso que antes de seguir matando a la familia nuclear, se debe reflexionar sobre el alto precio que conlleva hacerlo. Si somos capaces de escoger al individualismo como nueva forma de referencia social, entonces también aceptemos las consecuencias violentas de vivir solo para nosotros mismos, sin pensar en los demás, aún sean de nuestra propia carne y sangre.


Escrito por

sarkomedina

Hoy más que cualquier cosa soy esposo y padre, lo demás ya es accesorio. Tengo un blog de crónicas: http://sarkomedina.wordpress.com/


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Urbaneando

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