Meditaciones sobre el Racismo y Discriminación
En un video difundido por Internet y pegado en varios muros del Facebook de amigos, he visto como un guardia de seguridad del CC Larcomar en Lima casi echa a patadas a un señor vestido con ropas tradicionales de la sierra, al parecer el caballero quiso ofrecer sus productos en las tiendas comerciales para ver si se los compraban, ya que era comerciante y a la vez productor. Indignante ¿No?.
En pleno inicio de siglo, con conceptos modernos dizque, aún seguimos con el racismo y la discriminación a tope. No solo la de raza que es la más emblemática y que es transversal, es decir que muchas veces los sectores racistas no solo actúan por un lado sino que cada uno cree que es mejor que el otro por diferentes razones y justificaciones. Así el moreno razea al chino, este al blanquiñoso, que cholea a diestra y siniestra… generalizando claro.
Pero ahí no queda la cosa. La flaca desprecia a la gorda y visceversa, el adinerado al pobre y el peón al universitario, el capitalino al provinciano, el de la selva al de la sierra y el costeño a los dos, el periodista de radio al de prensa y los dos al de tele y seguimos ad infinitum. Sé que voy exagerando y que la palabra que se debe aplicar es discriminación. Pero, lamentablemente, en la discriminación existe una cuota de racismo implícita, que no debemos negar.
En Italia y otros países se discrimina a los no nacidos no solo por tener enfermedades con retraso o atrofias en miembros, sino por el color de la piel… Muchos casos existen de madres que han abortado solo porque el color de la piel de su bebé, en las pruebas preliminares, dio como positivo a pigmentación diferenciada a los progenitores. Y es que en este mundo, en todo el mundo ya, quién no tiene de mandinga, tiene de inga y eso no puede ser motivo de desprecio.
La discriminación por religión es inmensa. Me es imposible no dejar de sorprenderme cuando un periodista en cadena nacional se extraña de que la nueva Ministra de la Mujer, Ana Jara, jurara por Jesús al cargo. Un poco de cultura, un poco de tolerancia, no todos los ministros pueden ser agnósticos para cumplir sus labores, no todos deben ser ateos.
Me sorprende que los intelectuales caviares discriminen racialmente a los que consideramos a la familia, a los valores morales, al respeto de la cultura indígena, a los que nos remontamos a los ejemplos clásicos de la honestidad, la responsabilidad y el bien común de pueblos americanos, poniendo en contraposición culturas que profundizaban el egoísmo y el libertinaje. El racismo y la discriminación van de la mano atropellando en carteles que muestran a la mujer como objeto sexual, a los adolescentes y jóvenes como consumistas egoístas y a los hombres como ávidos de dinero y poder.
Un niño preguntó a su mamá porqué sacaban a un señor con ropas de la selva de un centro comercial. Su madre respondió: Porque somos cobardes hijo, porque somos cobardes… Y nosotros ¿Qué excusa tenemos?.